Cuando una pareja se casa, no sólo se une la pareja. También llegan las familias de cada uno: suegros, cuñados y demás parientes. Muchas veces esto es bueno, porque la familia puede ayudar. Pero otras veces, si no se pone un límite, pueden meterse demasiado y causar problemas en el matrimonio.
Empezando una nueva vida juntos
Cuando una pareja empieza a vivir junta, todo es nuevo. Se están conociendo en el día a día. Deciden juntos cosas simples como a qué hora levantarse, cómo ordenar la casa, qué comer, dónde hacer las compras. También comienzan a formar sus propias costumbres, distintas a las que aprendieron en sus casas de origen.
A veces uno quiere hacer las cosas como se hacían en su familia, pero el otro tiene otras ideas. Eso es normal. Lo importante es hablarlo y ponerse de acuerdo para formar una nueva forma de vivir como pareja.
Cuando la familia se mete demasiado
Algunas veces, los suegros o cuñados quieren opinar sobre todo: qué cocinar, cómo organizar la casa, cómo criar a los hijos. Y aunque puede ser con buena intención, si se meten mucho, pueden causar discusiones en la pareja.
Esto pasa más cuando la familia vive cerca o visita seguido. También sucede que uno de los esposos no se da cuenta de que su familia se está metiendo, o incluso le parece bien. Pero si eso molesta al otro, es importante escucharlo y buscar un equilibrio.
Cuando llegan los hijos
Cuando nacen los hijos, a veces los abuelos quieren decidir cómo alimentarlos, cómo vestirlos o cómo educarlos. Pero esas decisiones son de los padres. Es bueno aceptar consejos, pero la última palabra siempre la deben tener mamá y papá.
La importancia de hablar y ponerse de acuerdo
Lo más importante en estos casos es que la pareja hable con calma. Deben decidir juntos hasta dónde van a permitir que se metan sus familias. Y ese límite debe ser parejo: si no se deja que una familia se meta, tampoco debe hacerlo la otra.
También es importante no pelear ni echarle la culpa al esposo o la esposa por lo que hace su familia. Mejor es apoyarse y hablar con respeto.
Saber cuándo pedir ayuda
Hay momentos en los que sí es bueno pedir consejos a los suegros. Ellos tienen experiencia y pueden ayudar. Pero lo ideal es que uno decida cuándo pedir ayuda, y no que se impongan.
En resumen…
Cada matrimonio es único y tiene derecho a formar su propio hogar, con sus propias costumbres. La familia puede estar cerca, puede ayudar, pero sin afectar a la pareja.
Con respeto, diálogo y amor, es posible llevarse bien con la familia política y proteger la paz del hogar.