Así como es fundamental para la vida de los hijos que sus padres detecten a tiempo los síntomas de una enfermedad física como hematomas, vómito o alta temperatura, es igual de importante que los padres detecten variaciones emocionales en sus hijos. Puede ser de vida o muerte.
El acoso escolar, la presión de compañeros o amigos, la violencia o abuso por parte de personas mayores y el incumplimiento de expectativas escolares, entre otros, pueden ser causas de una depresión que puede poner en peligro la vida de tus hijos.
Puede ser que no te des cuenta, pero tus hijos pueden ser víctimas de acosadores, traficantes, abusadores y otros maleantes, y no darse cuenta a tiempo puede marcar la diferencia entre una vida feliz y una tormentosa.
La depresión prolongada como la mayoría de las enfermedades tiene síntomas a los que como padres debemos estar atentos para poder intervenir oportunamente. Veamos cinco de esos síntomas:
- Soledad. Un adolescente con depresión suele permanecer por tiempo prolongado e injustificado en su habitación y le molestan las visitas.
- Bajo rendimiento escolar. Un signo de depresión es un cambio repentino hacia abajo en las notas escolares. Esto revela la importancia de estar al pendiente de las calificaciones de tu hijo.
- Desinterés. En esta situación los adolescentes suelen mostrar desinterés por las cosas que antes le interesaban. Por ejemplo puedes notar si sufre depresión si le invitas a paseo en bicicleta que antes le emocionaba y ahora lo rechaza.
- Cambios radicales de conducta. En estado de depresión el adolescente suele mostrar repentino enojo, fastidio y franca rebeldía ante las sugerencias que le presentes. Hay que tener la precaución de no confundir la repentina rebeldía con la rebeldía propia de la adolescencia que más bien es progresiva.
- Llanto. Un signo de depresión es el llanto cuando este es inexplicable y además el adolescente no quiere compartir con sus padres las causas. El llanto depresivo suele ser en silencio y a escondidas.
Si ya has detectado algunos síntomas que te hacen pensar que tu hijo probablemente padece depresión, tan solo la sospecha es suficiente razón para que con urgencia busques ayuda profesional para sacar adelante a tu hijo.
Por tu parte, junto con tu cónyuge, la tarea es crear un ambiente de armonía en el hogar, evitar a toda costa las discusiones y desencuentros en la familia.
Bajo ninguna circunstancia se deben proferir insultos de ningún nivel, más bien, y sobre todo, se deben abrir todos los canales de comunicación con todos tus hijos, especialmente con el que padece depresión.