Uno de los factores humanos que más se ven afectados al entrar en la etapa de adulto mayor es la capacidad de desplazarse por medios propios de un lugar a otro. Es lo que llamamos capacidad locomotriz, que se define como la habilidad de moverse de manera autónoma y eficaz, lo cual es esencial para mantener la independencia y prevenir la dependencia de otra persona.
En la medida en que las personas envejecen, se presentan cambios naturales en el cuerpo, como la pérdida de masa muscular, disminución de la densidad ósea y alteraciones en el equilibrio, factores que pueden reducir la movilidad y afectar negativamente la autonomía.
Cuando disminuye la capacidad locomotriz el riesgo de caídas aumenta significativamente. Tres de cada diez adultos mayores de 70 años sufre una caída al menos una vez al año (1). De estas caídas, el 15 por ciento tiene consecuencias graves, como traumatismos o fracturas que afectan su movilidad y calidad de vida.
Toda familia que tiene entre sus miembros a un adulto mayor debe tener plena conciencia de la necesidad de promover en ellos el ejercicio, así como elaborar estrategias para mejorar el equilibrio y la coordinación. Salir a caminar con ellos a un parque, salir con ellos de compras al supermercado, acompañarlos al servicio religioso, son sólo una parte de lo que hay que hacer por los adultos mayores de la familia.
También es recomendable promover su inscripción de clubes para personas de la tercera edad. Clubes de ejercicios físicos y actividades recreativas que suelen desarrollarse al ritmo apropiado para que no sientan presión ni estrés. Lo importante es promover un envejecimiento activo y saludable con un enfoque integral que combine ejercicio, nutrición, atención médica y apoyo social, para mantener la calidad de vida de las personas adultas mayores.
El ejercicio físico es un pilar esencial para prevenir la disminución de la capacidad locomotriz en las personas adultas mayores, además de que impacta positivamente en su salud mental y la interacción social y con ello se promueve un envejecimiento activo y pleno.
Siempre al ritmo del adulto mayor, preferentemente bajo la supervisión de un médico, la familia debe promover que el adulto realice ejercicios apropiados a su edad que incluyan caminar, trotar, saltar, rodar, trepar, subir, bajar, entre otras actividades.
(1) Estadísticas de la Organización Panamericana de la Salud (2017), en la Región de las Américas
